28. Toma a tu hijo.


Comienza con la señal de la cruz.


Coloca la mano en el corazón, siente su latido, conecta corazón, mano, cerebro, corazón, mano,… Toma conciencia del circuito neuronal, la corriente eléctrica que discurre entre los tres.

Siente los latidos durante unos minutos.

Traza la cruz sobre el corazón.

Pide al Padre te conceda el don de la oración,.

Abre la Biblia y lee Génesis 22, 1-4.

Después de estos sucesos, Dios puso a prueba a Abrahán. Le dijo: “¡Abrahán!”. Él respondió: “Aquí estoy! Dios dijo: “Toma a tu hijo único, al que amas, a Isaac, y vete a la tierra de Moria y ofrécemelo allí en holocausto en uno de los montes que yo te indicaré”. Abrahán madrugó, aparejó el asno y se llevó consigo a dos criados y a su hijo Isaac; cortó leña para el holocausto y se encaminó al lugar que le había indicado Dios. Al tercer día levantó Abrahán los ojos y divisó el sitio desde lejos.

Pide a Cristo la gracia de la confianza de Abrahán.

Recrea la escena con la imaginación.

Coloca la mano en el corazón. Siente su latido y piensa en el latido del corazón de Abraham e Isaac desde la llamada hasta el sacrificio del carnero.

¿Cómo transcurre el sacrificio de Isaac (llamada de Dios, marcha con Isaac, el niño cargando la leña, subida, llegada, construcción del altar, atadura del hijo, intento del sacrificio, voz del ángel del Señor,…). ¿Qué significa? ¿Cuál es la relación con Jesús, el Hijo, que carga con la cruz camino del monte Gólgota?

Responde a la pregunta sobre el significado para ti. ¿Ahora y aquí qué te está diciendo Dios con esta escena?

Medita sobre las tres actitudes de Abraham: escucha, confianza y esperanza.

Dialoga con Jesús sobre ellas.

Termina con el Padrenuestro, deteniéndote brevemente después de la expresión “hágase tu voluntad”. De nuevo acerca la mano al corazón.

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