Día 30. Mateo: te envío.

 




Comienza trazando la señal de la cruz sobre tu cuerpo, frente, boca y pecho. Tomando conciencia de entrar en la dimensión divina, en el espacio y tiempo sagrado de la oración. La Santísima Trinidad, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo te contemplan, descienden hasta ti y quieren que les acojas como Abraham acogió a los tres hombres en Mambré (Gn 18, 1-15).

Pide al Padre abra el corazón del Hijo para que descienda sobre ti el Espíritu Santo y te conceda la sabiduría para comprender el significado del texto bíblico que vas a leer, de su Palabra.

Abre la Biblia con actitud contemplativa, apagando todos los pensamientos que te impidan la lectura, meditación, contemplación y diálogo con la Palabra de Dios, es decir, Cristo.

Lee Mateo 28, 16-21:

Los once discípulos se fueron a Galilea, al monte que Jesús les había indicado. Al verlo, ellos se postraron, pero algunos dudaron. Acercándose a ellos, Jesús les dijo: “Se me ha dado todo poder en el cielo y en la tierra. Id, pues, y haced discípulos a todos los pueblos, bautizándoles en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; enseñándoles a guardar todo lo que yo os he mandado. Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el final de los tiempos”.

San Ignacio de Loyola en los Ejercicios Espirituales, durante la contemplación de los misterios de la vida de Cristo, invita a meditar sobre la “nona aparición”. Ofreciendo la siguientes indicaciones: “Primero, los discípulos, por mandato del Señor, van al monte Tabor; segundo, Cristo se les aparece y dice: “Dada me es toda potestad en cielo y en tierra; tercero, los envió por todo el mundo a predicar, diciendo: “Id y enseñad todas las gentes, bautizándolas en nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo” (EE 307).

Siguiendo el método ignaciano compón el lugar, imaginando la escena con la mayoría de los detalles posibles, ocupa el lugar de Mateo, quien años atrás se levantó de su zona de confort, le invitó a comer y su casa y le siguió hasta Jerusalén.

Esta mañana, Dios en su Providencia Divina, te está hablando y enviando. En el libro “Cridat” se nos proponen para la meditación las siguientes preguntas: ¿a dónde nos envía Jesús?, ¿cuál es nuestra estación de destino?, ¿para qué nos envía?

Escucha la canción del grupo Ixcis “Envíame”.

https://www.youtube.com/watch?v=x0JNjgQ6Eqw

Permanece en silencio repitiendo el estribillo: “Aquí estoy, Señor, envíame. Aquí estoy Señor, aquí estoy”.

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