32. Pedro. Un corazón capaz de acoger el perdón.
En silencio sígnate sobre la frente, la boca y el corazón, pidiendo a Jesús te conceda el don de la oración. Coloca una mano sobre la otra y estas sobre tu corazón. Busca el movimiento de su latido, siéntelo, acógelo. Acompáñalo con la respiración. Permanece durante cinco minutos escuchando la fuerza de tu corazón y tus pulmones, apartando de tu mente cualquier distracción. La única forma es no detenerse en ella y volver al punto inicial: la escucha. Abre la Biblia y lee el siguiente episodio de Juan 21, 15b-17. Dice Jesús a Simón Pedro: “Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que estos?”. Él le contestó: “Sí, Señor, tú sabes que te quiero”. Jesús le dice: “Apacienta mis corderos”. Por segunda vez le pregunta: “Simón, hijo de Juan, ¿me amas?”. Él le contesta: “Sí, Señor, tú sabes que te quiero”. Él le dice: “Pastorea mis ovejas”. Por tercera vez le pregunta: “Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?”. Se entristeció Pedro de que le preguntara por tercera vez: “¿Me quieres?” y le contestó: “Seño